Qué más da confurdirse, si al pintar utopías se endereza la risa.
Porque mientras dure el viaje
las calles se vuelven colores.
Y si se pierde el zumbar del sueño
los ojos, al abrirse, tendrán memorias en los bastones incoloros
porque el matiz se hundió como el diamante que traspasa la piedra.
Entonces el valor utópico se vuelve invaluable e inminentemente real.
Caminando, se aprende en la vida
ResponderEliminarcaminando, se sabe lo que es.
caminando, mirando una estrella.
caminando, oyendo una voz.
caminando, siguiendo la huella,
que nada borra el recuerdo
de lo que uno caminó.
Rubén Blades
Mua, beta, gracias.
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