martes, 31 de mayo de 2011

Laboratorio de Criminalística - Universidad de las Californias










Lo que pasó. Crónicas del diario.

Chacho era un chico muy difícil, desde su niñez se notaba. Era una persona agresiva, sin miedos, sin rachas de inseguridad.

- ¿Será que era drogadicto?, dicen que cuando consumen esas cosas les afecta el sistema nervioso.
- Quién sabe, el caso es que le gustaba pelearse mucho. Ese día Chacho fue con el Chino a que le entregaran unos papeles y como éste no quiso pos lo agredió ­¡hasta matarlo!, sí, así con una daga... como esas con las que matan puercos. Así oiga.
- ¿Cómo cree? Ese Chacho ­¡ya traía el demonio adentro! porque fíjese nomás... Sabía que de toda la semana, sólo el martes estaba solo. Si ya sabía, ya sabía que si no le quería dar los papeles lo iba a golpear.
- Pues eso pasó, que desgracia. Lo apuñaló en el corazón y pos al Chacho lo tuvieron que llevar allá al "gallinero"
- Cómo así, ¿dónde es eso?
- Pos la peni de Mexicali, así le dicen, tenía 17 años y lo metieron en el tutelar de menores. Yo iba a visitarlo cada semana porque ¿a que no sabe? Pues yo andaba de novio con su hermana, muchos años que duramos y pues no crea, iba, pero con mucho cuidado. El Chacho en aquel entonces tenía una novia muy rica y pues ¿a que no sabe? Usted diría "pues le van a dar la espalda". ¡Pues no! Lo sacaron en un año y se casó con la muchacha. Ellos nunca creyeron que era culpable.

Pero mire, dicen que cuando matas a alguien y el muertito queda boca abajo el asesino regresa al lugar de los hechos.
- ¿Y regresó?
- Después de un año regresó, como si nada, vendiendo la idea de que era inocente.

¡Qué desgracia! ¡Qué pena!
A mi me caiba bien el Chino.

miércoles, 25 de mayo de 2011

De regreso

Y mi tinta electrónica vuelve a apuntar en dirección de un escrito ¿por qué a veces no tenemos ganas de escribir? será que el cuerpo se pierde en la memoria de la historia que avanza con su inagotable rutina. Será que el tiempo se toma a sorbos de café, filtrado, evaporado de tanto hervir. Será que a diario hervimos y nos esfumamos en el control incansable de los días.

Que-más-da.

Retomamos la pluma.
Pues lo que no se dice, se grita por dentro.