Un buen amigo me vio tan mal hoy que adivinó que necesitaba un buen restaurante para levantarme el ánimo. Pampas, quizá; la Espadaña, Cien años... y finalmente me dice:
- Ya sé!. Vamos a los perrones!
Y me quedé sin habla.
Sin duda, el mejor lugar para renacer.
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