domingo, 7 de febrero de 2010

Moraleja

 - ¿Cuánto? Le dije
 - ¡95 pesos! Contestó- traía lo justo para comer, pero más miedo que hambre.

Dejé la pequeña bolsita a un lado del aparador y lo compré. El aire se volvió denso, como si respirase a través del hule espuma.

Entré sonámbula, drogada a la recámara;  recogí un poco, haciendo tiempo y decidí ponerle fin. Fui directamente al baño. Ahí estaba, la peor pesadilla de mi vida en un jodido aparatito. Lo vi durante varios minutos y aún con las manos temblorosas lo abrí con delicadeza, fue entonces donde comencé a marearme y a perder fuerzas. Las piernas me flaquearon, la cabeza daba vueltas, el corazón se aceleraba y yo: jodida imbécil.

Lo amaba tanto que había perdido los escrúpulos, me había hundido en los sueños y ahora estaba ahí sentada, sola, viendo esa cosa que sin derechos se metería en mi vida. ¡¿Qué sabía de mí?! ¿Qué sabía de mis sueños, de mis ilusiones? No era más que un falso intruso.

Luego fue cuando me desbordé en llanto, perdería mi casa, mi vida, mi familia, mi reputación, mis sueños; me volvería alma escondida entre el tumulto de gente que pareciera tener lepra. Prostituta, estúpida, inconsciente!... Fue entonces cuando dije: Abrázame por favor, mi mano tomó a la otra en señal de apoyo y leí:

Instrucciones:

Abrir las piernas
Orinar sobre él
Esperar unos segundos para el fabricante y una eternidad para el cliente
Ver rayas

Las rayas son las que determinaban la catástofe, y pensé: ¡Estoy jodida!, ¿y ahora?, ¿qué voy a hacer? ¿Valió la pena? ¿Qué estabas pensando? Y tu carrera, tus planes, tus viajes, la economía, el sueldo, salario, alimentación, pañales, IETU, IVA, Impuesto sobre la Renta, el perro, el vecino, el foco fundido, el ardor, la cirujía, la tristeza, la dignidad, la autoestima.

Estaba muriendo de asfixia:
Uno
Dos
Tres
Cuatro
Cinco
Seis
Siete...

y fue cuando vi:

Una raya. Negativo.

Salí de la inconciencia, del hule espuma, del mareo incontrolado y simplemente me levanté y me fui.

Entonces entendí la moraleja. Entonces desperté.

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