Qué bonito es hacer un breve descanso mental, salir de la rutina, de los mismos olores urbanos, las avenidas fotográficas, las idas y venidas. Qué bonito es poder darle un respiro a la ciudad. Gente llega, gente se va, pero ese intercambio cultural es lo que llena los pulmones para luego volver, otro año, quizá más al incosciente.
Mañana me subo al avión, es la primera vez que viajo sola; quizá lea un libro, me tome un café, un calmante, porque no estoy para contarle pero soy muy miedosa, detesto sentirme vulnerable, pero no tengo prisa, me llevo conmigo, no más. Esta semana soy libre.
Caminar, sentarse en el banquito de un parque a leer un libro, domir en la playa, despertarse tarde, caminar, caminar, como hace tiempo no lo he hecho.
Mi equipaje:
Mi maleta
Mi cámara
Mi laptop
Mi libro
y Yo.
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