Se baña con el vapor del chorro caliente que cae por los poros
que aún duermen, madrugan
y el agua roza las piernas que van a ser afeitadas
el jabón escurre por la espalda
y poco a poco la piel se torna color espuma.
1, 2, 3, 10, 20 minutos
Sale y con las gotas aún escurriendo impregna olores de aroma floral
se seca los pies, los muslos, las delicadas curvas y pliegues de la forma
destapa el cuerpo, exfoliado y desnudo; el aire se roba los rocíos.
Se sienta en la sillita, se pone crema en los pies, se escurre el cabello para
atarlo con la liguita morada que suele traer consigo,
como su fuese pieza de su misma existencia.
Entonces, el atuendo: Falda negra, blusa rosa, tirantes, hombros descubiertos, abdomen apretado
brasier de algodón, calzón y pasión entre el tumulto de vellos despiertos por
el sudor del jabón que pasó sin permisos.
Tacones altos, sueños frescos,
make up, rubor rosa y labios humectados con gloss.
Lista para trabajar.
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