Estaba lavando algunos trastes, tarareando una rolita del Rafa Mendoza y me detuve un poco haciendo un guiño cuando vi que la lámpara comenzó a moverse de su lugar, pensé que ocurría a causa de la neuralgia que me estaba carcomiendo la mitad del cerebro a causa de la desvelada anterior, pero cuando escuche que las ventanas comenzaban a crujir y la mesita de lado se resbaló, lo único que se me ocurrió gritar: ¡Abajo! ¡Está temblando!
Pensaba en mis hijos, estaba tranquila porque su papá estaba arriba con ellos, pero yo, me dije a misma: tengo alrededor de 30 segundos para encontrar la bola de botiquines que necesito, las pilas, la lucecita que alumbra, los botes de agua y cuanta cosa debo tener a la mano, ¡chingado!, ni las pinches llaves para salir encontraba, traté de tranquilizarme y agacharme en el primer triángulo de la vida. ¡En la madre! ¿y si me cae el techo encima y esto del triángulo no funciona?
Decidí ir en busca de las llaves para salir al jardincito, seguía pensando en mis hijos, quería que bajaran, no sé, intuición de madre, de esas cosas que sólo se presienten y que ese detalle de estar en segundo piso en casas pre-fabricadas pues no me dejaban de angustiar. Finalmente no sé si me acostumbré al movimiento de bailarina exótica y logré reordenar mis pensamientos, encontré las llaves, tranquilamente abrí la puerta del jardín, grité por última vez: ¡Abajo, ya abrí la puerta! Mi hijo llorando un poco espantado, sólo salimos y ya toda la gente estaba en sus jardines.
No duró ni un minuto. 7.2 escala de Richter más cerca de Mexicali, B.C., las personas nos vimos unas a otras en señal de apoyo, lo primero fue las sonrisas: -¿Qué fuerte no?- los chistes nerviosos: -lo bueno que no nos agarró en el baño- la incertidumbre: -¿habrá réplicas?- y finalmente la solidaridad: -cualquier cosa estamos en casa- entonces los lenguajes pasaron a segundo lugar. En casa hay vecinos Chinos que medio hablan inglés y yo me sentí como mexicana que medio hablo español, pero es impresionante cómo en estos casos, lo importante no es qué digas sino cómo miras mientras lo dices
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Finalmente todos entramos a casa, al cabo de una hora otro sismo, pero como niños sin juguete nuevo, este ya ni caso le hicimos. ¿Será que nos acostumbramos rápido?
La tierra despertó, yo me quedé observando al mar, y simplemente pensé. Qué chiquitos, que minúsculos y que vulnerables somos.
yo ando en ens ... y ni lo senti :S ... en mexicali no piensan lo mismo... pero todo bien... que bueno que todos estan bien :)
ResponderEliminarImagínate que hay hasta brigadas. Pero que gusto saber que todo anda bien! un abrazo :D
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