Es la primera vez que voy a Acapulco... fue la boda de mi primo hermano y no podía faltar, con él crecí, me defendió de una niña que me molestaba en la primaria, nos gustaba jugar horas con los dinosaurios, a él le gustaba jugar con mi Parasaurolopus, teníamos colecciones completas. Cuando solía venir a Tijuana, no faltaba la lágrima para fugarme de casa al Zoo de San diego con mis tios, tiempos aquellos, tantos recuerdos. No podía faltar.
Debo confesar que no me encantó la ciudad, ya estoy acostumbrada al whitetopping y lo ancho de las calles. No había notado el cuidado de la ciudad hasta que llegué allá, quizá el turismo, el huracán, los años, se ha ido acabando el brillo, aunque los mares aún siguen multiazul.
Acapulco para mí fue el pequeño y agradable cuarto en el que me quedé, con una manija para bañarse, agua fría; la fonda de Mi Pueblito donde los cuatro días no pude dejar de comer el caldo de pollo, no supe si era ansia, adicción, falta de vitaminas, pero era lo único que desayunada. Pedí la famosa YOLI, esa bebida lima-limón que parece surgir sólo de ese lugar, recuerdo la rockola que tocaba la canción anterior de la que escogías, los colectivos de 12 pesos, la pecera de 5, los taxis azules que no debía tomarlos porque nos veían cara de turistas. La costera, el Zócalo, tlacopanocha, la Costera, Puerto Marqués...




La boda fue hermosa, una palapita a la orilla del mar, la familia, el discurso bíblico, pero nada comparado con el amor que se sentía en los ojos, en las manos, el cuerpo, las miradas, como si fuese el primer día de nacimiento y todo acaba por asombrar. He estado en muchas bodas, algún tiempo me dediqué a grabarlas y pocas veces me he encontrado con el verdadero deseo de amar a alguien. Mi primo tenía razón cuando le preguntaba: ¿Estás nervioso? y me decía: Nevioso no primita, ansioso, los nervios son inseguridad y yo estoy seguro de lo que quiero. Wow que frase tan acertada y lógica.
Es poco lo que puedo decir, me tardaría horas hablando de lo que he visto, lo que he pisado y por hoy dejo la letra y me llevo sólo recuerdos que quizá un día plasmaré no sé cómo ni dónde...